viernes, 23 de noviembre de 2007

"Pecados literarios" de juventud.

Textos (de 30 años atrás, en la Universidad)

Buscando un algo. 1.

Temor. Tristeza. Oscuridad. Agotamiento. SER.

Deambulo por la creación atornillado por un miedo a la vida, por un miedo a la existencia, por un miedo al vivir, por un miedo al Dios. Creo y niego, amo y odio, río y lloro, conservo y gasto, ahorro y muero. Me llamo don Impotencia, me llamo don Envidia, me llamo don Prosa, me llamo don … Bestia. Me llaman Excmo. Sr. Don Caridad, me llaman Excma. Sra. doña Perfecta, me llaman Excmo. Sr. Don poesía, me llaman Excmo. Sr. Don … Teodoro (amado por las divinidades)


Buscando un algo. 2.

Opresión. Individualidad. Tenencia. Discriminación. SOCIEDAD.

Moro en un club artero. Sus estrellas resplandecen tanto como la plata. La estructura parece antigua pero no vieja: son ladrillos dispares, unos más grandes que otros, aquí más señores que allí, algunos más adúlteros que la fortuna. Sus luces multicolores contienen condiciones vitales: las blancas decoran el bienestar, las restantes significan las heces fecales del bienestar, sólo son usadas cuando el ambiente virgen desea ser tétrico, cuando los dioses necesitan de fetiches. Existen jerarquías escalonadas: ignorante, medio y listo; sirviente, pluriempleado y don; incoloros, mitades y blancos; céntimos, pesetas y duros (¡hace casi 30 años!). “Alcurnioso es el poseedor de etiquetas homologadas).

Buscando un algo. 3.

Hegemonía. Universo. Vida. Farsa. MUNDO.

Profetizan tempestades los astrólogos. Un loco demente se ha evadido de la mano creadora. Tiene redondez, si, redondez de círculo vicioso. Amalgama colores, y los acrisola en poéticos y patéticos valores humanos, como la racionalidad, el favor a la vida, el perdón,… Sufre fuertes jaquecas con convulsiones criminales. Llora amargamente quejándose de su sino. Pare tiempo, eternidad, vejez. Detesta a sus inquilinos actores. Tal vez algún día este drama se convierta en comedia. Eso será cuando los niños se mantengan siempre niños, cuando los perros no ladren.


Sebastián de la Peña.