Inocentadas en los medios de comunicación de Don Benito (I).
La invitación que me ha cursado el concejal Ángel Luis Valadés para que colabore en la revista de la Feria de septiembre 04 de Don Benito ha generado en mí satisfacción por cuanto una publicación escrita en el marco de una fiesta popular incentiva el espíritu y la creatividad. Pero también es cierto que me ha producido una preocupación que gira en torno al formato que debía presidir este artículo: al final, teniendo en cuenta el contexto lúdico, he optado por un documento en clave de humor.
Durante algunos años los medios de comunicación de Don Benito han sido el escenario propicio para dar cabida a algunas inocentadas que se me ocurrieron allá por los 28 de diciembre: en unas ocasiones las hice por encargo y en otras surgieron de manera espontánea (y siempre sin acritud ni interés económico). Naturalmente que no salían con mi nombre, sino con seudónimo o firmadas por la redacción del medio de comunicación.
En esta ocasión voy a transcribir una inocentada que impactó especialmente en la segunda ocasión: se trataba de cambiar el nombre de DON BENITO por el de BENITO, sin el don. La primera vez la hice en la COPE (28-XII-1993) siendo alcalde don José Benito Sierra; la segunda versión apareció en el Semanario Vegas Altas y La Serena (28-XII-1998) con don Mariano Gallego como alcalde de la ciudad. Las reacciones de los ciudadanos fueron variopintas: unos sacaron a la luz su fervor patriótico mostrando su malestar por esta propuesta tan descabellada; otros, con sarcasmo calabazón, recordaron aquello de que el corazón tiene sus razones pintorescas que la razón desconoce. Ya aprovecho desde aquí para pedir disculpas a todos aquellos a los que pude molestar. También muestro mi respeto y admiración por los dos amigos mío, alcaldes a la sazón, que soportaron estoicamente la inocentada. Un abrazo para los dos y un deseo de pronta recuperación para Mariano.
Allá vamos:
“BENITO, SIN MÁS.
Seguramente los hermanos don Benito y don Llorente llorarán la astracanada histórica que se va a cometer contra la leyenda de la fundación de este pueblo dombenitense.
Los ciudadanos tenemos la obligación de mostrarnos respetuosos con nuestras instituciones, pero, en ocasiones como la presente, las actitudes irreverentes de nuestros gobernantes exasperan la racionalidad.
En el día de hoy, la barbarie semántica prevista nos hace recordar dos cuestiones:
1ª.- La faceta lingüística: los antiguos sentían vivamente la subyugadora fuerza del onomástico y creían en lo de "Nomen, omen", es decir, "un nombre, un presagio". En este caso, el espejismo cambiante del nombre de una población puede derivar en un negro presagio.
2ª.- La faceta política: Se cuenta que don Antonio Maura, siendo presidente del Consejo de Ministros, acudió en una ocasión a la plaza de Madrid para ver torear a Joselito y el torero subió al palco de honor para saludar al político. Maura le dijo: Pues sí que es arriegada la profesión de torero..., a lo que Joselito contestó a don Antonio: Pues anda que la suya...
En este contexto habría que situar la arriesgada decisión política de nuestra 1ª autoridad local, señor Sierra/Gallego.
Según fuentes muy confidenciales, el alcalde de Don Benito, don José Benito Sierra/don Mariano Gallego, llevará al próximo Pleno municipal la propuesta de que esta ciudad no se llame Don Benito, sino Benito, sin más. En esta misma línea también propondrá la supresión del don para todas las denominaciones de calles y edificios que lo posean, por ejemplo, don Llorente. Así que en el futuro este pueblo se llamará Benito.
Este medio de comunicación ignora las razones que han llevado al señor alcalde a perpetrar tamaño desmán toponímico. La oposición municipal consultada, en desacuerdo radical con el señor Sierra/Gallego, prepara urgentes y severas protestas contra esta medida. Para unos la causa del disparate estaría en un acuerdo tácito entre el señor alcalde y el Presidente de la Junta de Extremadura, señor Ibarra, para utilizar a este pueblo como cobaya para ejemplarizar la regeneración de las formaciones políticas. La decisión de suprimir el don a la ciudad generaría en el subconsciente popular la sugestión de que los 2 principales partidos de ámbito nacional retoman sus discursos políticamente coorectos con vistas a la ya proxima campaña electoral, sus talantes de reivindicación histórica: se trataría de reconvertir una ciudad alcurniosa como Don Benito en un pueblo, llamado Benito, de corte populista. El gentilicio petulante de dombenitense se transformará en una denominación humilde, benitenses. En el fondo de la cuestión se vislumbra la idea de abandonar escalonadamente la política preysleriana de los Gobiernos y recuperar los contenidos ideológicos de antaño.
Hay quien ve en esta apuesta municipal una metáfora mística de la llegada del euro y en su trasfondo alude a la austeridad que debe presidir la filosofía de la política nacional.
Toda la oposición, incluidas las asociaciones culturales y sociales de la ciudad, así como un grupo denominado "Calabazones por Don Benito", han organizado una manifestación para hoy día 28 a las 20.30 horas en la Plaza de España, frente al Ayuntamiento con el fin de expresar la más absoluta repulsa ante tan demencial pretensión de suprimir el don al pueblo y a sus calles.
Sea como fuere, don Benito y don Llorente, o Benito y Llorente como pasarán a llamarse, lloran en esta Navidad la astracanada histórica que se va a cometer con ellos si la ciudad no lo impide.”
No crea el amable lector que me dedico solamente a este tipo de escritos. En mi trabajo diario escribo normalmente, con registro serio, académico y ortodoxo. ¡Pero hoy estamos de Feria!